Volvíamos de boda a Celler Joan Sardá de la mano de Cristina y Jordi, una pareja a la que conocimos haciendo la boda de unos amigos suyos el año anterior. Como ya los conocíamos, estábamos seguros que la boda sería una gran fiesta y no nos equivocamos. El día empezó con los novios vistiéndose en la misma bodega. Cristina se preparó en la sala superior del edificio principal (una preciosidad de espacio con suelos hidráulicos y grandes ventanales con vistas al inmenso jardín) mientras que Jordi lo hacía en la gran habitación de la planta baja. Celebrar la boda en Joan Sardà te permite, entre otras cosas, poder vestirte en el mismo lugar donde harás la ceremonia sin peligro de que te veas con tu pareja. La magnitud de los espacios, la distancia entre ellos y lo preciosos que son, lo hace taaaaan precioso !!! Los invitados empezaban a llegar y los nervios iban en aumento. En este momento tenían tantas ganas de verse y poder iniciar la ceremonia rodeados de los suyos ...
LA CERIMONIA DE BODA EN JOAN SARDÀ
El equipo de Cal Blay había preparado con mimo la ceremonia. Al llegar los invitados empezaban a ver el espacio. Los bancos de madera decorados con flores, un rincón donde hacer una limonada mientras esperaban la llegada de los novios así como un precioso cartel que les daba la bienvenida.
Al poco tiempo, el novio entró. Los muchos amigos de Jordi, los del grupo y los del hockey, estaban contentos de ver al novio y le acompañaron para que no estuviera nervioso. El clima que se creó en este momento fue fantástico.
Finalmente, la novia hizo su entrada del brazo de su hermano. Bajando las escaleras y viendo como Jordi, el novio, se emocionaba al verla hasta el punto de no poder contenerse. Que queréis que os diga, el momento en que la novia entra en la ceremonia es uno de nuestros momentos preferidos. Es alegría, emoción, nervios. Es como una Fiesta Mayor de las emociones. Sonia Benages fue la oficiante y consiguió, menuda crack, que los invitados lo pasaran genial.
Al final, todos los miembros del equipo de hockey hicieron un arco con los sticks y los novios pasaron por debajo mientras les tiraban pétalos y arroz. Un final precioso para una ceremonia de boda diferente.
BANQUETE AL AIRE LIBRE AL LADO DE LAS VIÑAS
Una de las cosas que hizo decidir a los novios en el momento de elegir el Celler Joan Sardá para celebrar su boda fue que podían hacer la cena al aire libre bajo el espectacular porche al lado de las viñas y frente a la piscina. Las luces del techo, así como las luces de colores repartidas por toda la sala, hacían que las decoraciones de las mesas dejaran con la boca abierta a todos los invitados. Cuando los novios hicieron su entrada, la fiesta se desenfrenó. Fué una boda perfecta, llena de detalles. Una de esas fiestas que, los que tuvimos la suerte de estar, nunca olvidaremos.